Hace meses...
Deslicé el vaso sobre la mesa y miré al vacío, a pesar de que había una fiesta frente a mí. Sentado al lado de mi madre, porque mi padre tenía la espalda arreglada de tanto esfuerzo físico para ayudar en la institución que apoyaba la familia Sartori, estaba haciendo el papel de representante masculino.
Nunca pensé, siendo el más joven, que sería una opción.
Aunque sabía que mi autoestima era una mierda y mis sentimientos estaban confusos, me guiaron las palabras de afecto de mi madre. Cuando me pidió que fuera su compañía, ni parpadeé, me cambié de ropa y la seguí.
Ella fue la única mujer que no me engañó ni me engañó. Rosimeire Wilson Sartori me dio un buen ejemplo de lo que debería buscar en una relación, pero siempre me encontré yendo contra la corriente.
Tenía a Michele en mi historial para demostrar que fracasé, con mi familia y conmigo mismo.
La música sonaba agradable, la luz me permitía seguir a los invitados, pero no estaba logrando animarme, como todos los demás. Recaudar dinero y hacer una buena acción no calentó mi corazón como los momentos que me hicieron sentir adrenalina
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