Para toda la población londinense: los vizcondes de Portman tienen el
matrimonio perfecto que se basa en el respeto y se rige por la cordialidad, lo
que cualquier noble espera de una unión por conveniencia.
Lo que nadie sabe es que dicha unión jamás fue consumada por la falta de
atracción física del vizconde de Portman hacia su reciente esposa, quien por
voluntad propia decide autoexiliarse en el campo para no seguir siendo la burla
de toda la bendita e hipócrita sociedad, haciéndole la vida mucho más sencilla.
Sin embargo, lo que Lucien Pierce nunca esperó es que su esposa regresaría
después de dos años a la ciudad con la clara intención de hacerle la vida
imposible al pretender tener un amante en sus propias narices.
Guiado por un terrible instinto de posesividad, Lucien tendrá que evitar que
Seraphina ceda su cuerpo a otro hombre que no sea él.
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