«—He tenido el placer de adquirir algunas piezas realmente excepcionales a lo
largo de los años. —dijo Iván—. Pero ninguna tan valiosa como tú, Marina.
Cuando te vi no pude resistirme. Te espié ¿sabes? Esa noche en que saliste a
cenar con el imbécil de Michael. No podía creer que ese perdedor mediocre
tuviera una chance contigo. Pero ya te he dicho: mujeres hermosas hay de sobra
en el mundo. Hermosas e inteligentes, no tantas. Por eso tuve que romper mis
propias reglas, y me acerqué a ti. Nuestra conversación en la galería fue lo
que selló el pacto para mí. Tenía que poseerte, tenias que ser mía. Tú fuiste
mi debilidad.»
Marina, una talentosa curadora de arte apasionada por el arte bizantino, se
muda a Moscu para iniciar un nuevo capitulo de su vida.
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