Jean Kuhn era un hombre despiadado y el más temido de los bajos fondos. Asumió
el cargo de capo de la Ndrangheta tras la muerte de su hermano mayor.
Dispuesto a gobernar con autoridad y justicia, creó sus propias leyes y mantuvo
su organización con mano de hierro.
Nunca consideró la idea de casarse y tener hijos, sino que sólo se satisfacía
con sus amantes. Sin embargo, el destino tenía otros planes para él.
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