Juro que no era mi intención coquetear con el mundialmente famoso Brayden
Clarke, especialmente en medio de una entrevista de trabajo. Fue un desliz, o
tal vez una reacción instintiva a sus cautivadores ojos y su sensual y profunda
voz.
Para mi sorpresa, me dan el trabajo. Mi tarea es sencilla: asesorar a Brayden y
a su banda sobre cómo comunicarse mejor con sus fans. Parece pan comido. O eso
pensaba... Puedo lidiar con el trabajo, pero el atractivo vocalista que
pretende conquistarme podría convertirse en una tentación imposible de
resistir.
No obstante, nuestras vidas son muy diferentes. La suya está bajo constante escrutinio,
mientras que yo valoro la libertad y la espontaneidad.
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