A veces, resulta imposible saber si nuestra vida es real o si solo
representamos el papel que nos ha tocado en el reparto.
Abril no concibe la suya sin Javier, el hombre del que se enamoró siendo una
niña y el padre de su hija Clara, una preciosa chinita de ojos rasgados que
hace las delicias de su orgullosa mamá.
¿En cuántas ocasiones no cortamos por lo sano a tiempo? ¿Quién no ha tensado en
alguna ocasión la cuerda para prolongar algo que debió terminarse hace mucho?
Ella se siente incapaz de poner el punto final a su matrimonio hasta que Javier
se quita la careta. Sin tapujos, le confiesa que no está loca cuando se muere
de celos y que es Carmen, su joven empleada, quien pone a mil su corazón.
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