Lauren es una escritora romántica prolífica pero discreta. Su vida es sencilla
y predecible. Se encierra en su casa y escribe, simple.
La gente le dice gruñona y ermitaña, pero después de lo que le pasó no permite
que nadie la lastime como lo hizo su ex prometido, y la mejor manera de estar
segura de ello es tener sus muros altos. No necesita más problemas. Tiene a su
gato, Mr. Darcy; a sus hermanos y a sus libros románticos.
Lo tiene todo bajo control... hasta que un evento cambia sus planes.
Amy, su hermana menor, anuncia su matrimonio, y como si eso no fuera lo
suficientemente malo, la nombra madrina de la boda.
A partir de ahí, todo se va al infierno. Su madre aumenta su presión para que
busque esposo porque «el reloj biológico» no espera. Lyn, la mejor amiga de
Amy, la odia porque Amy no la eligió su madrina. Y la guinda del pastel: conoce
a Axel, el rayo de sol que le vuela tanto la cabeza que piensa que tener sexo
loco en la fiesta de bodas de su hermana es una gran idea.
A Axel, el padrino y el mejor amigo del novio, no le gustan las bodas. De
hecho, las odia, pero el día del ensayo, decide que esta no será tan mala
después de conocer a la malhumorada madrina.
Pero las bodas siempre lo maldicen todo, y esta no es la excepción; la noche de
la boda, Axel descubre dos cosas sobre la pelirroja gruñona: qué está loco por
ella y qué ella es la escritora responsable de que su esposa lo abandonara.
Cuando Axel pensaba que ser padrino en una boda sería un infierno, la pelirroja
sube de nivel. Ahora, necesita respuestas; tiene que hablar con ella. Necesita
saber por qué escribe esas tonterías, y no descansará hasta que ella le
responda
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