El socio de mi padre haría cualquier cosa por el imperio
que construyeron juntos… Incluso casarse conmigo.
Declan Hardy, rompecorazones americano y multimillonario retirado de la NFL, es
todo lo contrario a mí.
Manda donde yo coopero.
Espontáneo mientras que yo soy deliberada.
Ruidoso cuando me quedo callada.
Lo único que tenemos en común es que los nombres de ambos figuran en el
testamento de mi padre.
Él heredará el imperio del fitness y la hostelería y yo me quedaré con lo único
que aprecio.
Siempre y cuando me case con él, con condiciones.
Un año de falso matrimonio.
Un año de convivencia.
Un año fingiendo que pertenezco a su lujoso estilo de vida.
Pero las estipulaciones nunca son tan sencillas.
Especialmente cuando no puedo saber si sus besos son falsos o si estoy
fingiendo cuando le devuelvo el beso.
Y a medida que surgen más condiciones, está claro que hay una delgada línea
entre el compromiso y la traición… y ninguno de los dos sabe dónde cae esa línea.
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