Una probadita de su dulce e intacta inocencia y perderé todo el control...
Me llaman bestia, aunque una vez fui un príncipe. Todavía lo soy aunque haya
pasado los últimos cuatro años alejado del mundo debido a la oscuridad dentro
de mí.
Pero el deber real no me ha dejado otra opción más que asistir a un “baile” en
busca de una prometida en un reino vecino. Encontrar una esposa es la última
cosa en mi mente hasta el momento en que mis ojos se posan en ella; la
demasiado dulce, la demasiado inocente, la demasiado intocable Princesa Isla.
Una mirada a esos grandes y oscuros ojos y a esas deliciosas curvas, y siento
la necesidad de poseerla. Una probada de esos labios, y pierdo el control de mi
bestia interior. Un toque de su intacto y suave cuerpo contra el mío, y ya me
pertenece.
Olvídate de que está fuera de los límites. Olvídate de que nunca ha sido
tocada. Olvídate de la oscuridad que pende sobre mi cabeza y desgarra mi
pasado. Reclamaré a esta princesa esta noche.
Primero, la tomaré como mi reina. Luego, la llevaré a mi cama.
La Princesa Isla ha desatado a la bestia, y no voy a descansar hasta que la
haya reclamado de todas las maneras posibles.
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