Cuando el rey obligó a Duncan McLeod a desposar a la hija de su enemigo, se
juró a sí mismo que se vengaría de tal ofensa. Antes de partir a la guerra para
pacificar las tierras del norte, McLeod tuvo que casarse con Megan Harris, una
muchacha consentida y vanidosa que detestaba a los McLeod, tanto como su padre.
O… eso es lo que él creía.
A diferencia de sus hermanas, Megan, no es una de las hijas consentidas de su
padre, como todo el mundo fuera de la fortaleza parece creer. Sin duda ha
sufrido demasiadas humillaciones a manos de su familia, que ha convertido su
vida en un infierno. Así que cuando su padre le exige casarse con el salvaje
Duncan McLeod, no ve en ello más que otra forma de torturarla y, esta vez, de
deshacerse de ella para siempre.
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