Jessel no podía evitarlo, cuando algo se le metía en la cabeza iba a por ello.
Así que cuando conoció al nuevo dueño de su empresa, que era todo lo que ella
buscaba en un hombre, se tiró sin red, escalabrándose e hiriendo su orgullo.
¿Consecuencias? No, no había perdido su trabajo, pero la espinita que tenía
clavada no la dejaba tranquila. Estaba furiosa. Tanto que ahora no le daría ni
la hora. En el trabajo lo que quisiera, pero fuera de la oficina nada de nada.
Este iba a arrepentirse, vaya que sí.
Boris era un empresario de éxito y no temía a nada. Pero cuando cierta
pelirroja entró en su vida no estaba preparado para ella. ¡Esa mujer no se
callaba nada! ¡No tenía ningún filtro! Pero eso sí para la empresa era todo un
hallazgo. ¿Solo para la empresa…?
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