Guirnaldas, campanas, luces de colores, villancicos, gente por doquier…
Urticaria, a mí todo esto me da urticaria, por eso este año he decidido pasar
las fiestas en una cabaña perdida de la mano de Dios, lejos de todo y de todos.
Era un plan perfecto, la verdad, no le veía fallos.
¿Quién me iba a decir a mí que Papá Noel me iba a enviar a un elfo en forma de
adonis para hacerme creer de nuevo en la magia? ¿Será suficiente para
devolverme el espíritu navideño?
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