Aubrey
Mi madre fue una mujer miserable por dejar a nuestra familia, pero yo no fui
mejor que ella por poner todo en marcha.
Cuando papá empezó a beber para manejar el dolor repentino, lo consolé. Cuando
la verdad salió a la luz y todo se derrumbó, él me consoló.
Y cuando las líneas comenzaron a desdibujarse, también lo hizo la duración de
nuestra relación. Yo era la que estaba allí para papá, y él era el que estaba
allí para mí. A partir de ese momento, se determinó que siempre estaríamos ahí
el uno para el otro.
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