Juan Reyes había deseado a la hija de su ama de llaves desde el día en que comenzó a financiar todos sus gastos. Prometiendo esperar su tiempo y esperar hasta que ella haya completado su título universitario, se tambalea en sus necesidades. Luego vinieron sus rutinarias vacaciones de verano.
En el momento en que Juan vio el anillo de compromiso en su
dedo, todas las apuestas estaban canceladas. Su control se rompió como una
bobina y el monstruo posesivo en él ansiaba reclamar su belleza…
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