Lástima. Pánico. Deseo. Dominio. Asco.
Todos los sentimientos con los que estaba familiarizado desde los dieciséis
años. Ahí fue cuando conocí a Ana. La chica de al lado que se convirtió en
mucho más. Hasta ella, yo estaba solo en los deseos oscuros que no entendía,
que no podía reconciliar.
Mi mejor amiga, ella me aceptó. Me ayudó a ver que no había vergüenza en las
cosas que ambos anhelábamos. Su sumisión era una droga, mi dominio sobre ella
un subidón que nunca había experimentado. Cuando estábamos juntos, estaba en
paz por primera vez en mi vida.
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