Se suponía que Penélope se iba a casar con Jaime, pero él le pide un descanso.
Después de cuatro meses, ella sigue esperando una llamada que no llega.
Un vecino de origen coreano se acaba de mudar a su edificio y trastoca todos
los planes de Penélope. Solo los separa la pared de una terraza.
Lo que comienza como una invitación a compartir un cigarrillo para dormir,
termina con que Penélope olvide a Jaime por unas horas.
Hugo es una fantasía hecha realidad. De repente, Penélope se ve atrapada en su
propio k-drama , esas series coreanas que tanto le gusta ver.
Porque hay locuras que merecen vivirse.
Y a la pregunta de «¿en tu casa o en la mía?» solo cabe una respuesta: contigo
siempre.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario