¿Qué hacer cuando tu jefe es un señorito de manual? ¿Soltárselo a la cara o asumir que forma parte tu trabajo? ¡A Riley no le quedan muchas opciones!
Riley subsiste gracias a sus dos trabajos: paseadora de perros y paparazi. Aunque adora a sus protegidos de cuatro patas, su pasión sigue siendo la arquitectura. Estudió para ello, pero alguien tiene que pagar las facturas, ¿no? Y por culpa de sus problemas de salud y un expediente universitario que deja mucho que desear, ni siquiera con el título ha conseguido abrirse camino en la profesión.
Un día, mientras pasea a su jauría de perritos, se cruza con Grayson Montgomery, el agente y bróker inmobiliario más sexi de Los Ángeles… ¡Pero también un ricachón insufrible y arrogante! Montgomery le ofrece trabajo para cuidar de su perrita y Riley aprovecha la oportunidad para acercarse un poco más al mundillo en el que quiere brillar.
Pero entonces, el redactor jefe del tabloide en el que trabaja intenta convencerla para que saque una foto del hijo de Grayson, al que tanto ha protegido de los medios. ¡A cambio de nada más y nada menos que 50 000 $! Con eso bastaría para resolver todos sus problemas económicos. Aun así, le resulta difícil traicionar a su nuevo jefe, sobre todo teniendo en cuenta que la atracción entre ellos es cada vez más palpable…
¿Quién tendrá la última palabra: su conciencia o su corazón?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario