Mi novio me engaña, mi empresa está a punto de quebrar, y se supone que tengo
que hacer el catering de la boda del hombre con el que tuve una aventura de una
noche ayer.
¿Pueden empeorar las cosas? Sí, nos enamoramos, pero la boda tiene que
celebrarse.
El caos es inevitable.
Planifico los mejores días para mis clientes, pero yo misma me siento arrojada
por la vida a una lavadora, en el ciclo de centrifugado a máxima velocidad.
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