A la bestia le gusta poseer. El nuevo jefe de la Bratva rusa no sabe por qué,
pero es lo único que da sentido a la vida de la bestia que esconde en su
interior. Todas las mujeres lo desean. Hay una que no, a la que debe vigilar.
La regla es: no tener contacto físico. Ahora siente el deseo de perseguirla y
poseerla, y solo hay una manera de que esto suceda: robándola. La bestia solo
quiere una cosa: a ella.
Juntos se perderán en una guerra entre la locura y la pasión que sienten el uno
por el otro, hasta que la bestia acepte que debe luchar por primera vez en su
vida si desea retenerla y protegerla. Por su parte, ella debe comprender que en
cada cuento de hadas hay una bestia a la cual salvar… y amar.
—Te quedarás conmigo, hasta que caiga el último pétalo, Rose…
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