Míriam desconfía de los hombres hasta que conoce a Álex de una forma un tanto
accidentada. Se ilusiona cuando él le propone que se vean de nuevo, cree que
han conectado. Sin embargo, la deja plantada y ella se lleva un buen chasco.
Pero Álex no ha aparecido por una razón de peso: esconde un secreto que lo
atormenta y por eso rechaza a cualquier mujer que se le acerque. Además, debe
emplear todas sus fuerzas en cuidar de su madre enferma.
Ninguno espera volver a coincidir, pero parece que el destino está emperrado en
unir sus caminos, ya que se reencuentran en la biblioteca en la que trabaja
Míriam. Nace entonces una amistad con la que disfrazan la atracción que
sienten, pero no les resulta fácil reprimir unos impulsos que cada vez son más
intensos.
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