Nunca imaginé que el protector que anhelaba sería un jefe de la mafia que
exigía un control total.
No debería haber ido a la oficina de Lucien.
Una vez que lo miré a los ojos, no pude irme.
Me ordenó que me arrodillara.
Mendigar.
Cumplir.
No pude evitarlo.
Una probada y ansiaba más.
Lucien juró protegerme de sus enemigos... ¿Pero quién protegerá mi corazón de
él?
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