Teresa tiene 28 años, una belleza radiante y una sonrisa contagiosa, que
esconde tras una ironía irresistible y una pasión por los cuencos de cristal.
Vive en Turín y trabaja en una pequeña agencia de publicidad, soñando con un
amor que la deje sin aliento. Cuando conoce a Gianni, un hombre alto, guapo, de
nariz aguileña y sentido del humor británico, todo parece perfecto. Gianni es
amable, arrogante e increíblemente encantador, pero esconde un lado oscuro que
Teresa ignora, deslumbrada por el sentimiento arrollador que los une.
Su historia de amor comienza con una intensidad mágica: cenas románticas, risas
y promesas. Pero cuando Gianni empieza a manifestar problemas económicos y
familiares, las grietas de su relación se hacen visibles. El vicio del alcohol
se apodera de Gianni, que pasa de ser un hombre dulce y protector a una persona
inestable e irascible. En momentos de estrés, pierde el control y Teresa se
convierte en el blanco de su ira, recibiendo bofetadas por razones triviales.
Teresa está destrozada. Por un lado, odia al hombre que le está rompiendo el
corazón y la dignidad. Por otra, justifica su comportamiento aferrándose a los
recuerdos del Gianni que amaba. Confía sus tormentos al camarero del bar que
frecuenta, encontrando consuelo en sus sabias palabras, y a su hermano pequeño,
que haría cualquier cosa por protegerla. Mientras tanto, Antonio, un colega
tímido pero decidido, se enamora de ella e intenta salvarla de un destino que
parece ya escrito.
Las tensiones alcanzan su clímax cuando Gianni desaparece repentinamente. Su
cuerpo aparece en un río, lo que marca el inicio de una investigación llena de
giros y sorpresas. ¿Quién es el culpable? ¿Teresa, exasperada y atrapada? ¿El
hermano, cegado por la rabia? ¿Antonio, dispuesto a todo por amor? ¿O tal vez
alguien de quien nadie sospecha?
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