Me llamo Eva y mi vida está a punto de cambiar. La empresa en la que trabajo no
va todo lo bien que se espera y la reunión de hoy esclarecerá el futuro
incierto de la plantilla, lo que da lugar a que mi estado de nervios me juegue
una mala pasada y nada más entrar en las instalaciones de la fábrica termino
estampando mi querida moto contra un coche desconocido. A partir de ahí se lía
parda, aunque claro, ¿cómo iba yo a suponer que el dueño de semejante máquina
sería mi nuevo jefe? Y, por cierto, menudo jefe. El irlandés pronto se
convierte en una tentación en estado puro y no puedo quitármelo de la cabeza.
Soy Justin, el sucesor de una multinacional irlandesa dedicada al mundo de la
moda, a pesar de que mi hermana está más cualificada que yo, y como tal, tomo
la decisión de plantarme. Algo que me sale caro. Al capullo de mi padre no le
tiembla el pulso a la hora de echarme de patitas a la calle y termino
buscándome la vida en España. El lugar en el que cierta motera me recibe a lo
grande (por definirlo de alguna manera).
El caos está asegurado y ambos maldicen su mala suerte. Jefe y empleada se
odian desde el primer encontronazo, y si añadimos a una pareja de ancianos
metomentodos, pues eso, ¿qué puede salir mal?
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