Cuando el coronel Schwartz fue a recoger al nuevo doctor se llevó una incómoda sorpresa: en vez del hombre que esperaba, se encontró frente a una atractiva mujer de aspecto frágil. La presencia de una doctora, joven y brillante, en un pueblo perdido del Congo era un misterio que el implacable militar, acostumbrado a no pasar nada por alto, estaba decidido a desentrañar.
Para Alexandra, África era un sueño cumplido y, al mismo tiempo, una huida
hacia adelante. Trabajar en el pequeño dispensario, velando por la salud de sus
agradecidos pacientes le encantaba; la única pega que le encontraba a su nueva
existencia era la presencia del inquietante y severo coronel Schwartz que, a
pesar de sus esfuerzos por mantenerlo alejado, amenazaba con derribar las
barreras que tanto le había costado erigir a su alrededor…
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