El dominio de seis idiomas y tres carreras universitarias no han preparado a
Carolin para los duros reveses de la vida. Aún no tiene treinta años y acaba de
perder al gran amor de su vida. Se ha quedado viuda. En medio del dolor,
descubre que es la única heredera de la inmensa fortuna de su marido, que ahora
se disputa con el hijo de su difunto esposo y exnovio de su juventud. No es
extraño que Carolin se emborrache por primera vez en su vida, vaya a terapia,
se gaste una fortuna en zapatos… Por suerte, no está sola y cuenta con su
hermana y su cuñado, con un amigo farmacéutico que ella ha decidido creer que
es homosexual, y un fox terrier disecado llamado Número Doscientos Cuarenta y
Tres...
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