Las señales estaban ahí, pero me mantuve ciega y sorda ante ellas. Mi error fue
fijarme en la persona equivocada en el momento menos oportuno: Jayden Scott, el
boxeador estrella de Miami. Pensé que después de nuestro encuentro todo
quedaría en el olvido, pero el destino tenía otros planes. Nos encontrábamos
constantemente, y caí en otro error irresistible: dejé que sus labios se
encontraran con los míos, llevándonos a un punto de no retorno.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario