¿Rechazarías la compañía de la soledad cuando no puedes confiar en nadie más?
La vida me mostró a temprana edad el verdadero rostro de la gente tras sus
máscaras de superficialidad. En mi oscura adolescencia, el amor de mi alma
gemela ha sido lo único puro que he podido saborear, pero el destino es tan
cruel que me lo arrebató y me condenó a la tragedia.
Sumida en mi profunda melancolía, solo hallaba consuelo mirando a través de la
ventana de mi prisión. Sin embargo, una chispa resurgió en mí cuando vi su foto
por primera vez…
«—Eres muy intensa, ¿no? —resalto, sosteniendo mi invasiva sonrisa insinuante.
Vayamos directo al grano como buenas amigas que desayunan juntas, Ana.
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