Tuvo que ser una luna llena.
Al menos eso es lo que la Dra. Práctica, alias yo, quiere culpar.
La sala de urgencias era una locura habitual.
Pero esta fue la noche que me atrapó.
O debería decir que me atraparon.
Tal vez fue el beso del multimillonario malo que me hizo doblar las rodillas...
O la determinación del guardaespaldas de mantenerme a salvo.
Todo lo que sé es que estoy en un sueño en la mansión de la colina.
Mimada y protegida.
Y enamorándome de ambos.
Por muchas razones.
Pero la vida a la luz de la noche está llena de baches.
De esos que pueden tragarse las esperanzas y las carreras enteras.
Todo el mundo está pendiente de si vamos por el camino de la verdadera felicidad o del gran desastre.
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