Después de un largo día de trabajo, uno de los momentos más reconfortantes para la vida de Emily, era llegar a casa y deshacerse de sus botas. Sentir el frío del suelo en sus dedos descalzos, la relajaba enormemente, algo que la desconectaba de cualquier problema o preocupación que pudiese tener en su cabeza. Cuando llegaba a casa, se olvidaba absolutamente de todas las deudas de tarjetas de crédito que había acumulado, simplemente, caminaba descalza por todo su departamento, tomaba una botella de vino y bebía una copa en el balcón con vista a la ciudad de Nueva York. Había trabajado duro para poder conseguir este lugar privilegiado, el cual se había convertido en su refugio y único lugar de descanso mental. Allí escapaba de todos los problemas y cualquier persona que quisiera molestarla, ya que, no había tenido una vida sencilla y había tenido que refugiarse en sus pasatiempos y hobbies para poder mantener su estabilidad emocional. Emily no tenía el mejor trabajo, pero había corrido con suerte en la vida, poniéndola justo en los momentos indicados en los lugares correctos para tomar las mejores decisiones. Su experiencia, le había permitido crecer en la ciudad, donde se sentía cómoda y completamente en el lugar donde debía estar. Posiblemente, otros con sus opciones habrían viajado por el mundo, intentando conocer otros lugares, ya que, esta tenía familia en Inglaterra y en Italia. Nueva York lo tenía todo, y esta se ha convertido en la ciudad que estaba entre sus principales objetivos. Quería convertirse en una afamada pintora, ya que, había dedicado toda su vida a plasmar sus ideas en lienzos y papel, ya que, esta era la forma de escapar de la realidad y mantener su creatividad activa. Esto le había proporcionado algo de dinero en algunas oportunidades en el pasado, sólo por pura suerte. Lo que inicialmente eran simples garabatos, con el tiempo se habían convertido en valiosas pinturas que eran comprados por miles de dólares, por lo que, podría haber dejado su trabajo en el bar y dedicarse enteramente a esto, pero cuando la creatividad no llegaba, el dinero tenía que salir de algún lugar. Los últimos meses habían sido catastróficos en la vida de Emily, quien había tenido una vida bastante equilibrada hasta que apareció Derek. Este sería el principal personaje que se convertiría en una grieta en la estabilidad emocional de la chica, quien era una persona que se enamoraba con mucha facilidad. Entregaba una confianza absoluta sin inconvenientes y tenía el menor cuidado al momento de vincularse con cada adefesio que terminó por romperle el corazón.
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