Pecador. Villano. Malvado.
El Príncipe de la Envidia nunca ha pretendido ser un santo. Pero cuando llega
una nota críptica, que señala el comienzo de un juego mortal, sabe que hará
falta más que una pizca de pecado para ganar y salvar a su corte de demonios en
caída. Acertijos, objetos hechizados, jugadores anónimos, nada se interpondrá
en su camino, aunque ninguno de sus meticulosos planes lo prepara para ella, la
artista frustrante que enciende su pecado como ningún otro…
Virtuosa. Querida. Mentirosa.
El problema con los sinvergüenzas y los sinvergüenzas es que no tienen un
mínimo de honor, un hecho que la señorita Camilla Antonius descubre después de
que un error desesperado permite que el libertino más famoso de Waverly Green
la chantajee. Para evitar un escándalo ruinoso, Camilla se ve obligada a hacer
un pacto con el diablo con Envy, sin esperar que su juego despierte su
verdadera naturaleza.
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