Blaire Gibson sabe que no debe tener aventuras de una noche. Se enorgullece de
su capacidad para tomar decisiones. Es el único activo que nunca la ha
defraudado. Pero incluso los mejores pensadores tienen puntos débiles. La suya
es una deliciosa magnate de los negocios con una lengua rápida. Por desgracia
para ella, esa lengua sirve para algo más que para hablar. Holt Mason no
necesita justificar nada ante nadie. Quiere a Blaire. Persigue a Blaire. Y
consigue a Blaire porque así es como funciona su vida. Hasta que no lo hace. Lo
que comienza como una simple noche en una habitación de hotel se convierte en
un acuerdo insólito. A medida que las noches se convierten en un espacio para
intercambiar secretos y las paredes se derrumban, se comparte más que una
simple charla de almohada. Ambos deberían haberlo sabido. Deberían haber
mostrado contención. Porque cuando se baja la guardia, se rompen los corazones.
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