Estar en el lugar y momento adecuado le trajo a Allison Reid el mayor de los problemas. Poco podía imaginarse que asistir a su jefe en un momento de necesidad acabaría convirtiéndola en su nueva esposa. Después de todo, ¿qué Alto Hechicero, en su sano juicio, elegiría a una bruja que no tenía una pizca de magia?
Ahora, con el caudal de su
pareja corriéndole por las venas y sin tener la menor idea de cómo contenerlo o
utilizarlo, mantener el anonimato se le había cada vez más complicado. Sobre
todo porque su jefe no sabía que la bruja que había elegido era en realidad su
secretaria.
Cameron McNamara se tenía por un
hombre cabal y responsable, al menos hasta el desastre de aquella noche. Con
el caudal de su magia sobrepasando los límites de un Alto Hechicero y
amenazando con hacerle perder no solo sus emociones, sino también su propia
vida, no le quedó otra que actuar a la desesperada y vincularse a la primera
bruja que sintió a su alrededor.
Lo que prometía ser una elección precipitada e irresponsable que podría solucionar, se convirtió en un verdadero problema cuando se dio cuenta de algo; no tenía la menor idea de quién era su nueva esposa y ella no había tenido el detalle de quedarse a su lado para que pudiese averiguarlo.
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