Tabitha.
Juro que esta es la última vez que dejo que mis amigas me metan en problemas.
Cuando hicimos un pacto para conquistar nuestros mayores miedos, nunca pensé
que acabaría en un escenario, en un club de striptease de Las Vegas, de verdad
y en directo, vestida con un maldito y diminuto trozo de tela. Oh, esto es tan
malo. Tengo toda la gracia y elegancia de un ñu borracho cuando intento bailar,
y estoy a punto de hacer un striptease delante de una sala llena de hombres
borrachos. Mejor dicho, mafiosos.
Deja que me tropiece en medio de una convención del crimen organizado. Oh,
mi... Mis vacaciones han dado un giro inimaginable. Definitivamente estoy en
problemas.
Marco.
Una mirada al pequeño ángel curvilíneo en el escenario e inmediatamente sé dos
cosas. Que sean tres. Una, nunca se ha quitado la ropa delante de una sala
llena de hombres. Dos, de ninguna manera voy a dejar que se desnude esta noche.
Y lo más importante, después de azotar a mi pequeña alma gemela, voy a imponer
la ley: nada de desnudarse, nada de otros hombres, y nada de correr por ahí en
pequeños trozos de nada, dejando que otros hombres vean mi propiedad. Marco
Dean tiene mucho trabajo cuando decide hacer suya a Tabitha. La testaruda
señorita le hará la vida imposible al gran jefe de la mafia.
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