Los dioses no nacen, se hacen.
Debería haber muerto la misma noche en que un monstruo
asesinó a mi abuela, pero me salvaron, me robaron de mi mundo y me arrojaron a
un reino devastado por una guerra interminable entre antiguos dioses llamados
Asura.
Me han dicho que soy una semidiosa, que hay otros como yo, traídos a este mundo
para reponer sus menguantes números. Quieren que demostremos que somos dignos
de la ascensión y que luchemos a su lado.
No me importa su guerra. Lo único que quiero es venganza contra el monstruo que
mató a mi única familia. Un monstruo de su mundo. Y si la única manera de
matarlo es convertirme en una diosa, entonces me apunto.
Pero el camino hacia la ascensión está pavimentado con pruebas peligrosas, que
culminan en una prueba letal llamada el laberinto de los dioses.
Solo un antiguo elemental de fuego tiene el poder de ayudarme a sobrevivirla.
Su malvada boca acelera mi pulso, y sus oscuras amenazas enfrían mi sangre.
Carismático y aterrador, me atrae y me repele en partes iguales, y no tengo
dudas de que me partiría el cuello en un instante si se liberara de las
ataduras mágicas que lo obligan a ayudarme.
Espera ser mi perdición, y si no tengo cuidado puede que no llegue con vida al
laberinto.
Para reclamar la venganza que deseo, tendré que proteger mi cuerpo y resguardar
mi mente, pero, sobre todo, tendré que proteger mi corazón.
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