Un año después del accidente que la dejó en coma, Aitana se
embarca en un viaje por el mundo para hacer realidad sus sueños pendientes. Su
última parada será Caral in Chianti, un pueblito de la Toscana, donde pasará el
verano aprendiendo escultura.
Desde el momento en que empiece a descubrir los parajes de
ensueño, a conocer a los lugareños y sus habilidades artesanales, se convencerá
de que el destino la ha llevado allí para algo más: hacer reflotar el pueblo y
llenarlo de nuevo de vida, residentes y turistas.
Esta iniciativa pilla tan por sorpresa a Fabrizio —alcalde
del pueblo y sobrino del maestro escultor— como los sentimientos que aquella
desconcertante mujer hace florecer en él desde su primer encuentro. Sin
embargo, no puede decir no a sus brillantes ideas.
Con gran ilusión, acometerán un proyecto que impulse Carla
in Chianti y, a medida que compartan su tiempo, irán descubriendo que están
hechos el uno para el otro.
A pesar de que ella no había incluido en sus planes nada parecido, y de que Aitana representa precisamente lo que Fabrizio ha estado evitando toda su vida, poco podrán hacer por evitar lo que el destino aguarda para ambos: un apasionado romance que será mucho más que un amor de verano.
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