Un vampiro centenario, ¿o no? Bliss St. Clair se encuentra con el hombre de sus
sueños mientras sus dientes letalmente afilados muerden el cuello de otra
mujer. Es un vampiro. Pero puede caminar a la luz del día, una cruz no le hace
daño, no es oscuro ni melancólico, ni despiadado ni torturado. Es un chico malo
encantador con un sentido del humor desenfrenado y una sonrisa malvada que calienta
cada terminación nerviosa de su cuerpo.
Y él la quiere. No por la sangre que corre por sus venas, no por la esencia de
su alma que la convierte en una candidata perfecta para entrar en su mundo. La
desea porque la pasión que ella despierta en él enciende su corazón y su alma.
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