Nerea no tiene un panorama fácil por delante. La joven, que vive con su familia,
sufre el descalabro que les supone que su padre se haya quedado tocado del ala
tras sufrir un ictus.
En su caso, tampoco ayuda que su hermano Christian sea un desastre con patas y
menos que, sobre ella, planee todavía la sombra de su exnovio Quim, que fue a
dar con sus huesos en la cárcel.
Una casualidad en forma de ayuda a domicilio le llevará a conocer a Héctor,
quien le abre los ojos a otro mundo que hasta entonces parecía estarle vetado.
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