Tengo una regla: No mezclar negocios con placer.
Varias de las mujeres en el condominio de apartamentos que poseo amarían algún
tiempo a solas conmigo, ¿y por qué no? Soy joven, deportista, atractivo, y
adinerado. Por no mencionar que tengo un bulto considerable por debajo del
cinturón. Es una combinación que deja caer las bragas constantemente.
¿Bien por mí, verdad?
Pero mi polla, tan problemática como es, ha sido confinada a mis pantalones por
mi socio de negocios.
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