Para él, ella es como el sol: puede alumbrar con su luz y quemarse con su propio fuego. Y ella siente que él está dispuesto a arder por su culpa.
La inspiración es lo que mantiene con vida la obra de un
artista. Y una musa equivocada, hace tambalear los cimientos de su arte.
Esto piensa Lucca cuando siente que por fin, después de
meses apagada, se aviva su chispa al perderse en unos ojos oscuros que
palidecen con la luz.
Valentina cree en las señales. Y se deja llevar por ellas.
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