Cuando quiero algo, lo hago mío. La quiero a ella.
Caroline Hargrove piensa que es mía porque su padre tiene una deuda conmigo,
pero no es esa la razón por la que ahora está a junto a mí en mi coche con el
culo irritado por dentro y por fuera. Está húmeda y recién usada, y viene
conmigo lo quiera o no porque he decidido que quiero tenerla, y yo me quedo con
todo lo que quiero.
Por ser hija de un senador probablemente pensaba que ningún hombre se atrevería
a ponerle la mano encima, y mucho menos azotarle el culo a conciencia y poseer
su precioso cuerpo de las formas más desvergonzadas imaginables.
Estaba equivocada. Pero que muy equivocada. Tendrá que aprender, y no voy a ser
amable enseñándole.
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