Es peligroso.
Implacable.
Y sexy, muy sexy; tan adictivo que me obsesiona.
Me dijo que algún día me poseería entera.
Se llama Ash y el mundo entero parece inclinarse ante él.
Sé quién es, veo más allá de su máscara de hombre de negocios respetable y
legal, y sé que debería huir.
El peligro que corro es tan cercano, tangible, inminente y real que casi puedo
notar su sabor en la punta de la lengua. Mi instinto me grita que salga de su
vida lo antes posible.
Pero… es difícil alejarse cuando algo más fuerte que tú te arrastra hacia atrás.
La caja de Pandora ejerce una extraña fascinación sobre mí. Me muero por
abrirla y adentrarme en la oscuridad.
El juego ha comenzado.
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