Hay juegos mortales... y luego están los Deportes de Sangre.
En el territorio de The Hanged Men, hay dos reglas: no robar caballos y no molestar a su líder durante su acogedor retiro.
Alguien ha roto esas reglas.
Jove Alms, un capo infame que pasó las riendas de su imperio criminal a sus hijos, está de vuelta en casa por las señales de un traidor dentro de su antiguo territorio. Solo hay un testigo: un joven mozo de cuadra con ojos de gacela y que no tiene idea de donde se ha metido.
Tobias Nimh solo está tratando de salir adelante. Trabaja bajo el control de un entrenador de caballos esclavista, pasa sus días tratando de no ser pisoteado, y en su mayoría, lo consigue. Cuando es secuestrado e interrogado por un grupo de mafiosos, asume que se le ha acabado el tiempo. No espera ser rescatado, ni escuchar una misteriosa llamada telefónica... lo que lo convierte en un peón bastante valioso dentro de un complot masivo.
Jove pronto descubre que Tobias es tanto una espina en su costado como un recurso valioso. Impulsivo, frustrante y adorable, el chico es difícil de odiar y aún más difícil de manejar. Jove primero se distrae, luego se molesta y finalmente... se obsesiona.
Mientras tanto, Tobias sigue olvidándose de temer por su vida. Es difícil concentrarse en el panorama de la conspiración criminal cuando está demasiado ocupado tratando de echar agua fría a sus sucios pensamientos. Jove le dobla la edad, es frío y proviene de un mundo de asesinatos y riquezas al que Tobias apenas puede entender.
Dejando a un lado las traiciones, las conspiraciones y los deportes sangrientos, la única pregunta real es ¿Quién se romperá primero?
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