El día de la boda de una mujer no debería ser motivo de
desesperación. O pensar en escapar.
Pero la mayoría de las mujeres tienen voz y voto sobre su futura pareja de por
vida. No tienen un alfa que esté dispuesto a cambiarlos por un poco más de
tierra para la manada y algunos favores que se nombrarán más adelante. Se
aparean por amor. O compañerismo. O lo que les convenga. Ah, y por lo general
lo saben de antemano.
Pero las mujeres de nuestra manada no son más que activos para usar como le
plazca al alfa. Y su hijastra no es diferente. Si mi madre hubiera vivido, me
gusta pensar que habría intervenido, pero murió al dar a luz a mi hermano
pequeño. Un niño dulce, y el único miembro de nuestra familia que odio dejar
atrás cuando me lanzo al bosque, sin planear nunca regresar. Sin ningún destino
en mente, corro durante tres días con sus noches, deteniéndome solo para beber
agua y una vez para cazar una pequeña presa. Tengo que llegar lo más lejos que
pueda porque me están siguiendo. Y cuando me encuentren, el matrimonio será el
menor de mis problemas.
Mi compañero, Tadeo y yo tenemos casi todo lo que necesitamos para una vida
perfecta. Como alfas de la manada del Rancho Triple L, controlamos algunos de
los mejores territorios del estado y, lo que es mejor, hemos encontrado a
nuestro compañero predestinado el uno en el otro. Solo nos falta una cosa, un
bebé al que amar y que sea nuestro heredero. La pequeña mujer que aparece en
nuestra puerta desaliñada y no quiere decir de dónde viene necesita un lugar
seguro para descansar, pero nunca le pediríamos que fuera la mamá de nuestro
bebé si no se ofreciera.
Todo acerca de estos machos es diferente al mundo del que vengo. Ellos me
salvaron, y aunque sé que son una pareja emparejada y nunca se preocuparán por
mí como yo he llegado a hacerlo, quiero hacer esto por ellos. Es la única forma
en que puedo estar segura de que mi bebé tendrá la mejor familia para crecer.
Tan diferente a la mía.
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