Tras el primer vistazo, está fascinado.
Tras la primera sonrisa, está embelesado.
Tras el primer beso, está obsesionado.
Nolan ve a Chloe a través del escaparate de una panadería en el centro de
Manhattan. A primera vista, algo en ella llama a una parte de él que creía
perdida. Sin pensarlo, comienza a observarla, y cuando se presenta el momento,
ataca, reclamando a Chloe para sí. Como hombre acostumbrado a conseguir lo que
quiere, Nolan no dejará que nada ni nadie se interponga en su camino.
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