El paso de Daniel por mi vida ha sido como un tsunami, y no solo porque haya resultado brutalmente implacable haciendo de paso honor a su apodo, sino más bien porque si hay algo que tuve claro desde el primer momento, es que después de él, nada volvería a ser como antes.
La segunda parte de esta historia nos acercará más al pasado de Daniel y puede que así comprendamos mejor cómo ha llegado a convertirse en esa temible bestia. A este proceso de descubrimiento hay que añadirle varios giros del destino, un problema de comunicación de proporciones catastróficas, la posibilidad de que Daniel vaya a la cárcel, mi ansia por querer saberlo todo sobre él demasiado rápido y las malas decisiones. Desnudar a la Bestia no va a ser tarea fácil, pero cuando es él mismo el que nos lo cuenta, la cosa cambia. La pregunta es: ¿seré capaz de asumir todo lo que me ha ocultado hasta ahora?
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