¿Qué obtienes cuando tu corazón aún late, pero sientes que ya no vives?
Un Espectro.
Un fantasma viviente entre los mortales o, en su caso, un psicópata asesino en
serie a sueldo. Ese soy yo, Adris, alias el Asesino Cupido, por si te lo
estabas preguntando. ¿Y el Espectro que mencioné? Esa es Odessa. Mi propia
obsesión. Incluso la marqué como mía, pero huyó de mí como si su vida
dependiera de ello. Durante diez años estuvo desaparecida.
Pero el destino quiso que apareciera de nuevo en mi vida... en el extremo
equivocado de mi flecha. La furia que siento por la mujer que me costó la
cordura me tiene dispuesto a apagar su luz. ¿Lo peor? Eso es lo que ella
también busca.
Mi pequeño espectro está a punto de conocer a su creador y, de repente, el
guión se invierte y estoy decidido a hacer que quiera vivir.
Sólo tenemos que ocuparnos primero de la molesta amenaza que se cierne sobre
nuestras cabezas.
Resulta que Odessa nunca huyó.
Me la robaron.
Y es como dice el refrán,
“Yo la marqué, así que es mía”... o algo así.
Y tengo la intención de cobrar.
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