Después de dos años de auténtico suplicio en el trabajo, Violeta por fin recibe
una buena noticia: el gruñón de su jefe se jubila. Y su puesto lo ocupará su
hijo Arturo.
Lo que ella no se imaginaba era que, a veces, «más vale malo conocido que bueno
por conocer». Porque sí, Arturo está de infarto, pero tiene un carácter tan
mandón y engreído que puede sacarte de quicio en dos segundos.
Por si fuera poco, como si lidiar con su nuevo jefe no fuera suficiente, los
fantasmas del pasado de Violeta deciden volver para poner su mundo patas
arriba. ¿Podrá enfrentarlos de una vez por todas? ¿O terminarán arrastrándola
al abismo?
No hay comentarios.:
Publicar un comentario