Jack Valentini no es el tipo de hombre en el que Margot
Lewinson, dueña de una agencia de comunicación, se fija.
A ella le van más elegantes, de traje y con corbata, bien
afeitados y educados. Jack es muy atractivo, sí, pero lleva barba de cuatro
días, y no parece gustarle que Margot haya llegado para impulsar la imagen de
la granja, la empresa familiar, que está pasando apuros económicos.
Muy pronto la tensión entre los dos pasa de ser personal a, mucho más personal, y entre el exsargento y la ejecutiva surge una pasión arrolladora que les dará a los dos una segunda oportunidad para ser felices.
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