Aprendí por las malas que las acciones tienen consecuencias. Una noche
equivocada me ha dejado cicatrices físicas y emocionales. Esperaba que el
traslado a la universidad me ayudara a sanar, pero nunca esperé que él fuera mi
remedio.
Hudson Wright me mira como si fuera otro trofeo a ganar. Un desafío. Un juego.
Debería odiarlo y definitivamente no debería confiar en él. La verdad es, que
estoy atrapada en su tormenta.
Por primera vez en casi un año, me siento viva. Cuando está cerca, las chispas
se encienden bajo mi piel. Son adictivas y me hacen ignorar todas las señales
de advertencia y las dudas.
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