No sabía que era mi alumna la primera vez que pagué por verla en Voyeur.
Una vez que entró en mi clase, otra universitaria sonriente, supe que debía dejar de ir. Dejar de mirar.
Pero no podía hacerlo. Todo en ella me hace desear más, y una vez que me doy cuenta de que ella también me desea, la tentación se vuelve irresistible.
Lo peor es que ella no tiene ni idea de que su profesor es el que está mirando detrás del cristal.
Sólo tengo que esperar que una vez que descubra la verdad, quiera lo mismo que yo. Porque ahora que he visto todo de ella, no puedo apartar la mirada.
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